Si hay algo que abunda en Asturias eso son los jubilados, los (pre)jubilados y las fundaciones. Obviamente la Fundación Príncipe de Asturias es la madre de todas ellas. Pero a su sombra crecen una cantidad ingente de ‘hijas’ no tan conocidas pero la mayoría de las cuales tienen un objetivo común: que los jubilados asturianos de alto copete coman de gañote y se repartan premios.
Una fundación se rige por tener un carácter sin ánimo de lucro. O al menos así es como lo marca la ley. Pero pongamos el ejemplo de una, no diré cuál, que lleva el nombre de una figura conocida de sobra en Asturias. Digamos solamente que es bastante nueva y que por supuesto, organiza sus propios premios. Los ganadores de este año, tres personajes de sobra conocidos en la tierrina.
Impresionante la llegada de los galardonados. Ninguno de ellos sabía a cuento de qué recibían el reconocimiento, ni siquiera habían oído hablar de tales premios. Mucho menos de la fundación. Sólo decir que al impulsor de la misma lo conocieron según bajaban del coche.
Y llegó el momento de la ceremonia. Y con ella el speech del susodicho impulsor de la fundación. Baste decir que por nombre, tiene el apellido de un famoso dictador gordo, bajito y con bigote. Por cierto, los premios se entregaban en una de sus antiguas residencias (del gordo bajito bigotitos, quiero decir).
Nuestro amigo, tras unos minutos glosando la figura de la persona que inspira los premios, obliga a la audiencia a escuchar sus opiniones políticas, a la altura por supuesto, del nombre con el que fue bautizado.
Los minutos se hacen interminables. Uno de los premiados, o mejor dicho, convidados de piedra, incluso se echa una cabezadita. Finalmente, llega el gran momento. ¿La entrega de los premios? No. El momento en que nuestro amigo, tras resaltar que no hace esto por dinero, nos explica de forma extensa y detenida, las tres ramas en las que se divide su empresa, sus planes de futuro y su compromiso con Asturias.
Después de un discurso agónico, una vieja estrella de la televisión nos despierta del letargo, entrega apresuradamente los premios, canción de un coro y todos a hacer ejercicio de mandíbula. Hermosa procesión de mujeres, muy puestas ellas y de hombres muy tripones por lo general. Es la hora del gañote y de los negocios.
viernes, 28 de agosto de 2009
lunes, 24 de agosto de 2009
Veo doble.
sábado, 22 de agosto de 2009
La insoportable estupidez del ser.
Es como un hechizo. Una fuerza invisible que los atrapa y los atrae de forma irremisible hacia la cámara. La necesidad incontrolable de hacer el ridículo. La más mínima posibilidad de hacer el imbécil y que alguien, en alguna parte, pueda ver su estupidez reflejada en la pantalla de un televisor, los embriaga. Es más, los entusiasma.
Los que salimos por la tele somos carne de zapping. Programas malditos que me acechan en mis pesadillas. Sabía que me podría tocar algún día. ¿Pasaré a formar parte de ese Club?, ¿será por el momento en el que un borracho se acercó por detrás y me colocó un gorro?, ¿quizás cuando otro beodo se colocó a mi lado a escanciar sidra y me ofreció un culín mientras yo hablaba?
No conozco otra profesión en la que la gente, sin ton ni son, se arrogue el derecho a molestar, a interrumpir y a hacer el idiota mientras realizas tu labor. Bueno sí, la de árbitro de fútbol.
Los que salimos por la tele somos carne de zapping. Programas malditos que me acechan en mis pesadillas. Sabía que me podría tocar algún día. ¿Pasaré a formar parte de ese Club?, ¿será por el momento en el que un borracho se acercó por detrás y me colocó un gorro?, ¿quizás cuando otro beodo se colocó a mi lado a escanciar sidra y me ofreció un culín mientras yo hablaba?
No conozco otra profesión en la que la gente, sin ton ni son, se arrogue el derecho a molestar, a interrumpir y a hacer el idiota mientras realizas tu labor. Bueno sí, la de árbitro de fútbol.
jueves, 20 de agosto de 2009
50 canciones de 50 bandas de los 90 (rememorando mis años mozos) #2
Canción: Alive.
Grupo: Pearl Jam.
Disco: Ten, 1991.
Comentario: En el mundo del Rock hay bandas psicológicamente preparadas para soportar la popularidad y el éxito y otras que no. En el segundo de los casos la autodestrucción ya sea en forma de disolución, drogas o incluso el suicidio, son la salida. Pearl Jam apostó por una tercera vía: la supervivencia. La receta, demoler todo aquello que les convirtió en unos gigantes del Rock.
Promociones reducidas, enfrentamientos contra alguno de los lobbys que rodean el mundillo rockero como la empresa Ticketmaster, absoluta libertad artística y grabación de discos y giras de conciertos al ritmo impuesto por ellos mismos. Esa es la filosofía de un grupo cuya bandera es la integridad. Integridad hacia ellos mismos y hacia sus seguidores.
Quizás Pearl Jam no haya inventado en el mundo del Rock, pero tampoco les hace falta. Su música supuso una bocanada de aire fresco a propuestas de décadas anteriores a base de ramalazos de rabia irracional alternados por momentos de una profunda melancolía. Para lograrlo unieron fuerzas Jeff Ament, Stone Gossard y Mike McCready, tres tipos curtidos en los circuitos independientes del Seattle de los 80 y principios de los 90 y el californiano Eddie Vedder, sin ningún asomo de duda una de las grandes voces de la historia.
Antes de renunciar a todo lo que oliera a mainstream Pearl Jam firmó una de las trilogías más legendarias de la década: “Ten”, “Vs.” y “Vitalogy”. Además de su increíble éxito de ventas, estos tres trabajos son para mí auténticos monumentos a la música. Y es que en lo personal, Pearl Jam es la banda sonora de mi vida. La que me ha acompañado en los buenos y en los malos tiempos. Así es y así será. La canción elegida ‘Alive’, fue el primer single de la banda y un recordatorio de que estar vivo ya es un triunfo. Ellos lo saben bien después de 18 años de existencia.
http://www.dailymotion.com/video/x1x95n_pearl-jam-alive_music
viernes, 7 de agosto de 2009
Demasiado corazón.
Murió Willy DeVille. Siempre me llamó la atención el personaje. Esas pintas a medio camino entre corsario, tahur del Missisiippi y vampiro de los Cárpatos. Cuando uno lleva ese bigote afilado, pendientes y diente de oro y no parece salido de un Carnaval, tiene un nombre: personalidad.
Uno de esos músicos que no vivía del éxito, sino del prestigio.
Una lástima que en Youtube no haya nada de su glorioso concierto en el Olympia de París.
http://www.youtube.com/watch?v=jSH7b6-Lgdw
Uno de esos músicos que no vivía del éxito, sino del prestigio.
Una lástima que en Youtube no haya nada de su glorioso concierto en el Olympia de París.
http://www.youtube.com/watch?v=jSH7b6-Lgdw
jueves, 6 de agosto de 2009
Una de embutidos.
A un chorizo pepero no se le llama chorizo. Se le denomina un listo, un tipo avispado para los negocios.
Un chorizo pepero es el nuevo Robin Hood. Prevarica con los ricos y reparte las migajas con los pobres. Así, si se va al trullo, al menos tiene un bonita manifa de despedida.
Un chorizo pepero es un patriota. Si se le acosa, lo mismo acusa al gobierno de perseguirle en vez de a ETA, que de alarmarnos ante los peligros de una conspiración roja para derribar la democracia. Todo ello al ritmo del “Chunda, chunda”.
Un chorizo pepero es un ser querido. Querido por su partido, defensor a capa y espada de su compañero, con tal de que sus chanchullos no limen ni un milímetro sus expectativas electorales.
Un chorizo pepero vale por dos, o por tres, o cuatro, respecto a cualquier otro chorizo. La sociedad, vaya usted a saber por qué, es más condescendiente si el ladrón es de la derechona.
Un chorizo pepero es el nuevo Robin Hood. Prevarica con los ricos y reparte las migajas con los pobres. Así, si se va al trullo, al menos tiene un bonita manifa de despedida.
Un chorizo pepero es un patriota. Si se le acosa, lo mismo acusa al gobierno de perseguirle en vez de a ETA, que de alarmarnos ante los peligros de una conspiración roja para derribar la democracia. Todo ello al ritmo del “Chunda, chunda”.
Un chorizo pepero es un ser querido. Querido por su partido, defensor a capa y espada de su compañero, con tal de que sus chanchullos no limen ni un milímetro sus expectativas electorales.
Un chorizo pepero vale por dos, o por tres, o cuatro, respecto a cualquier otro chorizo. La sociedad, vaya usted a saber por qué, es más condescendiente si el ladrón es de la derechona.
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