viernes, 19 de junio de 2009
Bendita felicidad.
Con el primer sorbo de café y la primera calada del cigarro abro el periódico. Triple foto de niños en sus fiestas de fin de curso. Actitud unánime. Felicidad en estado puro. “Qué envidia” pienso. Eso ya ha quedado atrás para mí. Sé que en mi vida aún quedarán muchos momentos de felicidad. Pero ninguno de ellos será tan puro como el de estos guajes. Cuestión de perspectiva. Ellos no ven más allá de los tres meses que van a dedicar a jugar y holgazanear. Aún no les ha llegado el momento fatídico en el que entran en juego los ‘pros’ y los ‘contras’. Malditas palabras que relativizan la felicidad del adulto. Ya les llegará su turno de entender que las vacaciones no duran para siempre.
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