Aquí no se va a salvar ni el apuntador. Algo huele a podrido en el sector inmobiliario y no sólo son los gases que se escapan de la burbuja mientras se desinfla. Ahora les toca a los socialistas de un sitio... un momento que lo mire. Alcaucín. Cinco reflexiones.
1. La corrupción se descentraliza al mismo ritmo que lo hace el estado. Ya no es rentable robar desde los puestos más gordos. Basta con hacerlo desde la concejalía de algún pueblo en el que se pueda arrasar la costa con hoteles y campos de golf.
2. Los tiempos de crisis coinciden siempre con el de los grandes escándalos de corrupción. Ejemplo: últimos años del felipismo.
3. En el supuesto caso de limpiar el país de esta casta de nuevos ricos al servicio del ‘por la pasta vale todo’, ¿qué vamos a hacer con toda esa red clientelar que ha construido? Me refiero a esos que salen a la calle para manifestarse cuando su alcalde es encarcelado por corrupción.
4. El hecho de que los partidos se esfuercen más en intentar salvar su imagen que en colaborar con la justicia demuestran una grave realidad: los partidos se deben más a sus propios intereses que a los del país.
5. Más grave que el puñado de euros que se embolsan los corruptos de turno, es el descrédito cada vez mayor de la figura del político. Si el pueblo decide desertar del mundo de la política estamos perdidos.
Yo en el fondo soy un romántico y sigo pensando que la inmensa mayoría de los políticos no están ahí por ambición. Por ambición económica quiero decir.
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