Es bastante probable que nunca más vaya a compartir diez minutos de mi vida con alguien de una relevancia histórica tan notable y una cuenta corriente tan sobresaliente. Pero es lo que tiene ser analfabeto funcional y poligonero (que dirían los de Terapia de Grupo). Ni siquiera sentí nada cuando me dio la mano y sus ojos se cruzaron un instante con los míos. Lo siento Vinton Cerf, por mucho que se te considere el padre de Internet, no lo supe apreciar. No fue culpa tuya, sino mía, que no sabía que existías hasta el día antes de verte.
Lo dicho, analfabeto.
domingo, 26 de abril de 2009
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