Hacer un repaso rápido de la prensa por internet forma parte de mi rutina diaria. Hoy, entre crisis económicas y broncas políticas varias, apareció por el medio una noticia simpática. Leonardo Dantés y Tony Genil quieren representar a España en Eurovisión. Mi primera reacción fue, por supuesto, la de regodearme en la imagen de dos de los mayores ‘freakies’ de España, actuando en un festival cuyo único atractivo es su mal gusto.
Sin embargo, tener esa imagen dantesca (nunca mejor dicho) en mi cabeza, también me hizo recapacitar sobre si realmente no habría que marcar una raya dentro del ‘famoseo’ en este país. Parto del hecho de que el ‘famoso profesional’ o el ‘famoso vocacional’, es un sinvergüenza. Alguien que a cambio de dinero, vende uno de los dones más preciados de los que goza la persona como es su intimidad y la de sus allegados, sólo puede ser catalogado de esa manera. Pero no es menos cierto que su única misión es entretener al personal. Comprar revistas o ver los programas de televisión en los que aparece esta gentuza, es sólo otra opción de entretenimiento. Al final es como comprar una entrada para el fútbol, el cine, el ballet o la ópera. Cuestión de gustos. Y el que no haya visto alguna vez un programa del ‘corazón’ o un ‘reality’ que tire la primera piedra.
Pero hay un sector dentro del pseudofamoseo, cuya relevancia mediática no se debe a su capacidad para despertar en el espectador un cierto morbo sobre sus actos, sino que lo es por sus taras. Y me refiero a taras físicas y psicológicas. ¿Es realmente ético reírse de personas que rozan a o no llegan al límite intelectual más básico?, ¿Es moral hacer mofa de gente que sólo destaca por sus deformidades anatómicas? Quizás divertirse a costa de esa gente sea de tan ‘buen gusto’ como ir a una función de teatro de personas con Síndrome de Down y burlarse de ellos a la cara, quizás sea algo parecido a desternillarse de la risa por la calle porque por la acera de enfrente pasa alguien con espina bífida.
Y digo sólo quizás, porque el poder anestésico de la televisión hace que uno pierda la perspectiva real de las cosas.
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2 comentarios:
el poder anestésico de la televisión hace que uno pierda la perspectiva real de las cosas.
esta es mi frase favorida.
Clap clap clap
bravo.
Y yo el primero en caer ante ese poder. A ver si alguien piensa que voy de profeta por la vida dando lecciones a los demás. Sólo es una opinión hablando desde el "nosotros" y no desde el "vosotros".
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