El 22 de junio de 1512, las tropas castellanas al mando del Duque de Alba entraban en Pamplona por orden de Fernando ‘el Católico’. Hacía 44 años que se había casado con Isabel, 33 desde que había alcanzado el trono aragonés, 20 de la conquista del Reino de Granada y la llegada de Cristóbal Colón a las Indias y 8 desde que Isabel muriera. El anciano monarca incorporaba Navarra a la jurisdicción castellana. Y era desde tierras navarras donde había surgido el hombre que pudo dejarle sin nada de todo lo que consiguió el que fue considerado el mayor genio político de su tiempo.
La vida de Carlos, Príncipe de Viana y hermanastro de Fernando, estuvo marcada por los continuos roces con su padre. Éste le arrebató su derecho a reinar, al menos hasta su muerte, en Navarra. Pero Carlos no estaba dispuesto a esperar tanto y desencadenó una contienda civil. El triunfo de Juan (1452), obligó a Carlos a cambiar de aires y refugiarse en Nápoles. A la muerte de Alfonso V ‘el Magnánimo’ (1458), Juan subió al trono aragonés. A Carlos se le ofreció el trono en Nápoles y Sicilia, en aquel momento territorios aragoneses. Pero antes de provocar una escisión, al menos temporal de la Corona, prefirió reconciliarse con su padre y en 1459 ya estaba de nuevo en Navarra gobernando en nombre de su padre. Poco duró la concordia. En diciembre de 1460 Carlos era arrestado. Su padre había descubierto las negociaciones que el Príncipe había iniciado con el rey de Castilla, Enrique IV, para casarse con su hija. Juan II pretendía que fuese Fernando, su vástago de sangre totalmente castellana, quien se casase con la princesa. Su nombre era Isabel.
Carlos, Príncipe de Viana (1421-1461).
La noticia del arresto del Príncipe corrió como la pólvora. Carlos era un hombre amado por sus súbditos. Algunos le consideraban un santo. Muy pronto se produjo un levantamiento general en Navarra y Cataluña. La gravedad de los hechos obligó al monarca a liberar a su hijo. En marzo de 1461, una multitud enfervorizada recibía en Barcelona a Carlos. Poco después, era reconocido heredero legítimo de la Corona de Aragón. Ya lo era de Navarra. Aquellos fueron días amargos para Juana Enríquez. La esposa de Juan II había dedicado su vida a que fuera Fernando, su hijo, el heredero al trono aragonés. Pero ya no había nada que hacer. Su hijo no sería rey.
El 23 de septiembre de 1461, moría Carlos, Príncipe de Viana. La sospecha de que había sido envenado por su madrastra corrió de boca en boca durante siglos. Pero la autopsia realizada a su momia desvela que fue una pleuresía provocada por un proceso tuberculoso la causa real de su muerte. De todas formas, el hecho de que Juana fuese sospechosa desde el primer momento, hace pensar que sus contemporáneos la consideraban una mujer capaz de hacerlo.
Asesinato o muerte natural, con la muerte de Carlos, Fernando se convertía en heredero al trono de Aragón. Sus raíces no dejan duda sobre su castellanidad:
Padres: Juan II, nacido en Medina del Campo (Valladolid) y Juana Enríquez, nacida en Torrelobatón (Valladolid).
Abuelos maternos: Fadrique Enríquez y Mariana Fernández de Córdoba y Ayala. Ambos castellanos.
Abuelos paternos: Fernando ‘el de Antequera, nacido en Medina del Campo y Leonor de Alburquerque, también castellana.
Estatua de Fernando II 'el Católico'. Capilla Real de Granada.
Hay que buscar a la bisabuela de Fernando, Leonor de Aragón, para encontrar algún familiar directo no nacido en Castilla. Con su esposa, Isabel de Castilla, no hay que profundizar tanto en su árbol genealógico para encontrar antecedentes no castellanos.
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